Esta Inteligencia Artificial puede predecir si va a durar tu relación de pareja mejor que un humano
“ Te odio”. Esas dos palabras pueden significar cosas radicalmente distintas en función del contexto. No es lo mismo decirle a tu pareja un te odio enmarcado en muecas bobas mientras los dos andáis borrachos en mitad de una noche de juerga que escupirlo con ojos bañados de rabia en mitad de una pelea de esas en las que vuelan vasos y las puertas acaban rotas. La situación importa. Pero igual de importante a nivel de significado es la mera enunciación, el acto material de producción de ese enunciado, independientemente de cuál sea el mensaje.
No es solo lo que dices, sino cómo lo dices, vaya. La entonación, las duraciones, las pausas y volúmenes también son portadores de sentido, dicen cosas que a veces ni siquiera nosotros mismos notamos. Esa es la idea que subyace a un trabajo de investigación que conecta el 'deep learning' de la inteligencia artificial con nuestras angustias románticas, y que trata de responder a una pregunta que todos, alguna vez, nos hemos hecho:
¿Esa relación de pareja en la que andamos metidos y que parece que empieza a hacer aguas, tiene algún futuro?
Para responder a esa eterna duda, un grupo de investigadores de la Universidad de California del Surpuso un algoritmo a "escuchar" horas y horas de sesiones de terapia de 134 parejas realesmantenidas a lo largo de dos años. Los investigadores usaron un software para analizar rasgos de esas conversaciones, como el tono, el timbre y la intensidad de las voces. Alimentaron su sistema con esas variables y con datos sobre la duración y el desenlace de cada relación. A partir de ahí, el algoritmo se puso a aprender.
La Inteligencia Artificial analizó la manera de comunicarse de esas personas. Estudió cuándo y durante cuanto tiempo hablaba cada parte, se fijó en el tono de su voz y en las cadencias durante sus intervenciones, buscó patrones y cotejó sus hallazgos con los desenlaces reales de las relaciones. Luego llegó la prueba de fuego: aplicar esa inteligencia a otras parejas reales.
¿Podría el algoritmo predecir el desenlace de una relación que zozobra, aventurarse a darle una fecha de defunción, simplemente escuchando hablar a las dos partes en una serie de sesiones de terapia?
Lo cierto es que pudo.
Pudo, al menos, demostrar una mayor efectividad en sus predicciones que personas de carne y hueso especializadas en tratar a parejas con problemas. Y lo logró gracias a su estudio de esos elementos indiciales que se desprenden de la enunciación entendida como un mero proceso acústico.
Es decir, resultó que dejando a un lado las palabras, y fijándose solo en esos patrones y características físicas del habla, el algoritmo pudo predecir con un sorprendente grado de acierto si las parejas seguirían o no juntas transcurrido un cierto tiempo.
“Nuestros experimentos, en los que usamos datos de un estudio longitudinal de parejas con relaciones en apuros, mostraron que las predicciones del resultado de esas relaciones obtenidos directamente del análisis de la acústica del habla son comparables o superiores a los obtenidos a partir del análisis humano de otros códigos de conducta”, explican los investigadores en su paper, publicado en PLOS One.
Contretamente, la Inteligencia Artificial fue capaz de predecir con éxito el futuro de las relaciones examinadas en un 79,3% de los casos. Frente a eso, los psicólogos que juzgaron a esas mismas parejas incluyendo en sus análisis atributos como los mensajes expresados y el lenguaje corporal acertaron en un 75,6% de los casos.
De nuevo, no es lo que dices, sino cómo se lo dices. Un te quiero también puede esconder el más puro de los desprecios.
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Los investigadores creen que este tipo de herramientas de análisis pueden ser de ayuda en el futuro a la hora de aconsejar a parejas en apuros. Escuchar las conclusiones de la inteligencia artificial podría ayudar a las parejas a ser más conscientes de lo tóxicas que son sus maneras de dirigirse al otro. Aunque también habrá quien diga... si me dicen que todo va a acabar, ¿para qué hacer el esfuerzo?
Identificar para corregir versus la inercia destructiva de la profecía autocumplida. Y en el aire, algunas preguntas:
¿Acabará la tecnología guiándonos también en las cosas del querer?
¿Llegará un momento en el que un algoritmo sea capaz de interpretar mejor que nosotros lo que dicen nuestros corazones?
¿Podrán nuestros teléfonos avisarnos sobre potenciales intereses románticos —de otros hacia nosotros— simplemente escuchando nuestras conversaciones con los demás?
Más allá de su posible utilidad como consejero en materias del corazón, las implicaciones de este tipo de tecnologías llegan también al terreno de los derechos y la privacidad. Porque si una inteligencia artificial es capaz de saber tantas cosas sobre nuestras emociones o nuestras intenciones, incluso a un nivel subconsciente, simplemente analizando los atributos de nuestra voz y la manera en que la usamos, ¿no podría ser usada con fines discriminatorios o intenciones de control social por parte de autoridades o empleadores?
¿Acabaremos teniendo miedo a hablarle a nuestros teléfonos por miedo a lo que puedan "filtrar" sobre nosotros?
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