El pertubador caso del asesinato de Hello Kitty
"Leung Shing-Cho cocinó la cabeza. El tipo la hirvió hasta que la piel y los músculos faciales se desprendieron del cráneo y sólo quedó una calavera perfectamente limpia".
Con ganancias superiores a los 250 millones de euros anuales, Hello Kitty es el personaje ficticio con mayor éxito alrededor del mundo y aunque en un principio sólo estuvo disponible para las niñas, el renombre que cosechó después de una década en el mercado amplió su círculo para atraer la atención de adolescentes y un público más adulto.
Lo que nadie imaginó jamás fue que la afamada minina de cabeza enorme y moño rojo se convertiría con el tiempo en uno de los personajes con mayores fanáticos en el mundo: niñas, niños, adolescentes y adultos se unirían a la fiebre felina, pero no serían los únicos. Miembros de grupos delictivos en China conocidos como triadas, hallarían en Kitty algo más que una distracción, para ellos significó el sitio perfecto para ocultar restos humanos.
"Hello Kitty nació sin sonrisa y no se alegrará jamás; los asesinatos son una broma de mal gusto".
Corría el año de 1999. Fan Man-Yee tenía 23 años y era animadora del “Romance Villa”, un club nocturno frecuentado por rufianes, drogadictos y miembros de la tríada, un grupo criminal afamado en China gracias a los violentos actos que cometen a diario. Uno de los clientes de Yen era Chan-Man Lok, socio de la tríada que por más de dos años mantuvo encuentros sexuales con ella, hasta que la animadora decidió quedarse con la billetera de Man Lok y los 4 mil dólares que contenía.
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Una decisión equivocada
Man-Yee fue descubierta y se vio obligada a devolver los 4 mil dólares más 26 mil más por concepto de intereses. Sin los fondos necesarios para cubrir la deuda, Chan Man-Look (de 32 años) y sus compañeros Leung Shing-Cho y Leung Wai-Lun secuestraron a la mujer en su departamento.
El plan original consistía en mantenerla cautiva hasta que saldara la deuda, según Chen. Para ello, drogaron a la joven con ‘hielo’ (clorhidrato de metanfetamina, una sustancia mucho más potente y adictiva que la metanfetamina) y una vez bajo sus efectos comenzaron a torturarla mientras le exigían sonreír sin importar la crudeza de los golpes azotándose contra su cuerpo una y otra vez.
Algunas veces, la novia de Chan Man-Lok, de sólo 14 años de edad, visitaba a los torturadores y ayudaba en los castigos. Su nombre era Ah Fong. Con frecuencia, entre los cuatro individuos derramaban aceite hirviendo sobre los pies lastimados de Fan. La golpeaban con un palo hasta destrozar sus costillas y otras veces –las menos violentas– se limitaban a orinarle en la cara y la obligaban a beber, incluso del suelo, hasta la última gota.
En una ocasión llenaron una caja de zapatos con el excremento de Ah Fong y se la dieron a Fan para que se la comiera sin chistar. Con el transcurso de los días aumentaba la brutalidad de las torturas. Cuando no había nada en la televisión, por ejemplo, colgaban a la mujer del techo para abusar de su cuerpo golpeándola con una barra de hierro hasta que se les agotaran los brazos. Después se iban a jugar videojuegos y dejaban a Fan colgando.
Desgarraron su vagina, electrocutaron sus genitales, deshicieron sus senos a mordidas y una mañana simplemente la mujer no despertó. Ah Fong encontró el cadáver. Luego de drogarse para ‘analizar las cosas con mayor claridad’, depositaron el cuerpo en la tina del baño y lo desmembraron. Chan tomó un serrucho y le cortó la cabeza. Los otros dos sujetos envolvieron los restos con papel periódico y los guardaron en el refrigerador.
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El secreto revelado
El final de Fan-Man Yee ni siquiera estaba cerca. Leung Shing-Cho cocinó la cabeza. El tipo la hirvió hasta que la piel y los músculos faciales se desprendieron del cráneo y sólo quedó una calavera perfectamente limpia. Como Chan-Man Lok era un gran fanático de Hello Kitty, decidió ocultar el cráneo dentro de un peluche de la gatita para evitar cualquier sospecha. ¿El resto del cadáver? Terminó como el banquete de perros callejeros y sopa caliente para los vagabundos, nadie notó nada extraño.
Parecía que los días de tortura quedaban atrás. Los tres sujetos se incorporaron a sus actividades y la menor volvió su rutina diaria. Sin embargo, el corazón humano es delator por naturaleza y Ah Fong no soportó el remordimiento convertido en pesadillas que la asediaban todas las noches; ahora la torturada era ella.
Así que se dirigió a la estación de policía Tsim Sha Tsui y lo confesó todo. Contó, narró, describió los hechos con lujo de detalle ante la mirada atónita de los oficiales quienes, intrigados más que convencidos, acudieron hasta el lujoso departamento ubicado sobre Gransville Road y sólo pudieron hallar un diente, algunas vísceras, y dentro de la enorme muñeca de Hello Kitty, la calavera de Fan Man-Yee.
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Desde el lanzamiento del personaje en 1974, la gente ha tenido la posibilidad de proyectar sus sentimientos en ella. Pero, al conocer el caso del asesinato de Fan-Man Yee y los horribles métodos de sus torturadores es inevitable pensar, ¿alguna vez los creadores conciben los alcances de sus creaciones? Hello Kitty participó en un asesinato y no pudo decirlo, porque nació sin boca.
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