La policía de Indiana dispara a un hombre que interpretaba a un ladrón en el rodaje de una película

En materia de cine se habla mucho de actores y actrices, de directores, de guionistas, y demasiado poco del trabajo de los productores. Y no hablamos aquí del empresario cinematográfico que pone la pasta y se lleva los méritos (de cara al gran público), sino de los productores de línea, los profesionales aguerridos que quedan realmente a cargo de la producción, los verdaderos responsables de los aspectos organizativos de la elaboración de una película. Gracias a esos profesionales casi nunca pasan cosas como la que acaba de suceder en Crawfordsville, Indiana.
El susto de muerte se lo llevó un tal Jim Duff, actor desconocido por estos lares que hace unos días estuvo a punto de perder la vida en mitad de un rodaje.
La cosa sucedió así. El bueno de Jimmy acababa de rodar una escena en la que se representaba un robo en una cervecería. Tan pronto como el director gritó el “¡Corten! ¡Lo tenemos!”, él hombre salió del establecimiento (la Backstep Brewery) donde estaban filmando para tomar un poco el aire. Por alguna razón, Duff salió de allí caminando de espaldas, imaginamos que aún atento a los movimientos del resto del equipo, y aún metido en la piel de su personaje: pistola de pega en la mano y máscara de esquí negra cubriendo su rostro. En ese momento, alguien le grita de forma imperativa: ¡Tire el arma al suelo!
¡Es una película! ¡Es una película!
Duff no se podía imaginar lo que pasaba a su espalda. Porque a su espalda había varios policías de verdad, parapetados tras sus coches, apuntándole con sus armas reglamentarias.
El actor, confundido por la voz que le gritaba, reaccionó como hubiéramos reaccionado todos: dándose la vuelta para ver que diablos pasaba. “Lo próximo que supe es que oí un disparo y algo pasó zumbando a un centímetro de mi cabeza”, relata el actor.
Antes de completar el giro, uno de los policías había disparado contra élPor suerte para todos, su puntería falló.
Duff reaccionó rápido. Tiró su arma al suelo, se arrancó la máscara y se puso a gritar como un loco a los policías que le seguían encañonando. “¡Es una película! ¡Es una película!”.
Antes de completar el giro, uno de los policías había disparado contra él. Por suerte para todos, su puntería falló
Kim Riley, sargento de la Policía Estatal de Indiana, ha explicado a FOX 59 que los agentes se presentaron en la Backstep Brewery porque alguien había llamado avisando de que se estaba produciendo un robo.
Según Riley, nadie de la productora de la película les había contactado para avisar de que iban a rodar una escena de robo en un establecimiento real en el centro de la ciudad. Para más inri, todo el equipo y los materiales de rodaje se encontraban dentro del establecimiento. Fuera no había ni trailers ni focos ni técnicos ni auxiliares de producción. Ni siquiera un miserable cartel avisando a los transeúntes.Nada que indicase que allí se estaba rodando una película. Luego pasa lo que pasa.

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