El documental que retrata la humillación y violencia de la industria pornográfica
«Quieren ver a una mujer que parezca una niña pequeña siendo violada». Cientos de escenas de pornografía hardcore se producen todos los días. No son las clásicas secuencias de los años 70 en las que lo más “pesado” que podía verse eran las escenas de sexo anal, sino otro tipo de material. El nuevo porno está lleno de violencia y humillación. La división entre trabajar frente a una pantalla y ser abusada sexualmente es demasiado delgada. Las mujeres son sometidas, golpeadas y tratadas como simples muñecas de carne para el gusto de millones de consumidores alrededor del mundo. Lloran para causarle placer a los fanáticos, gritan porque saben que eso causa emoción en la audiencia y permiten que sus compañeros las lleven “al límite” mientras sigan cobrando distintas cantidades de dinero, que van desde lo alto (en las productoras importantes) hasta lo miserable (en los filmes amateur s). La mayoría de las actrices en esos filmes están conscientes de las actividades que están a punt
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